A finales del siglo XIX, la preocupación por el bienestar de los huérfanos de marineros llevó a la creación del Asilo Naval Flotante de Barcelona. Esta iniciativa, impulsada por figuras como Josep Ricart Giralt entre muchos otros, buscaba ofrecer a estos niños no solo un hogar, sino también una formación que les permitiera seguir los pasos de sus padres en el mar.